Antes, cuando apareciste en mi vida, me acostaba y levantaba pensando en tí. No había forma material ni sentimental por la cual lograra dejar de pensar en ti por un rato, eras lo que hacía de mi una auténtica persona, Me sentía guapa, graciosa, y todo las cosas buenas que puedas llegar a imaginarte, iba por la vida con una sonrisa de oreja a oreja y solo tú podías hacerme llorar, pero tambien eras tú el único que podías hacerme reir. Me sentía una princesa en un cuento de niños, en los que despues de pasar algo malo, aparecía un principe encantador que te salvaba la vida, y eso mismo hiciste tú, después de una mala racha apareciste en mi vida y me di cuenta, de que me habia enamorado de tí, y que mi mundo giraba en torno a tí. Eras mi príncipe, mi precioso y perfecto príncipe. Pero estaba ciega, no veía las cosas con claridad, para mi eras perfecto, y eso es lo peor que pude hacer, idealizarte, pensar que eras el chico perfecto e ideal, porque me lo llegué a creer hasta yo. La gente que te conocía y a la que le importaba me lo hacía ver, pero yo no quería verlo, cerraba los ojos y salía corriendo. En el fondo una parte de mi sabía realmente como eran las cosas, y que no valías para nada, pero el 90 % restante, pensaba que eras lo mejor que me había pasado. Con el tiempo ese porcentaje fue bajando y bajando y se quedó en 0, entonces fué ahi cuando me arrepentí de haberte conocido, y ahi fue cuando dije, "adios príncipe, adios vida" pero aquí sigo, viendolo todo desde otro punto, no se como decirlo, pues quizás la palabra correcta es desde fuera; pues estoy apunto de olvidarte para siempre.